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Terminó la semana del séptimo arte en Trujillo. En vista del buen recibimiento que obtuvieron las notas sobre el Festival de Cine de Trujillo, desde el Yo Comunicador, con total respeto, estamos interesados en hacer una lectura general del evento. ¿Se adaptó del todo a la virtualidad? ¿Presentó contenidos interesantes además de las películas? ¿Su selección oficial fue sólida? De más está decir que el artículo no representa la opinión de nadie más, excepto de quien la escribe.
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La historia es conocida -al menos para quienes nos leen de forma regular-. El Festival de Cine de Trujillo es un evento sin fines de lucro dedicado a difundir la cinematografía regional peruana. La iniciativa ganó dos veces el premio del Concurso Nacional de Gestión Cultural para el Cine y el Audiovisual otorgado por el Ministerio de Cultura en 2014 y 2021 debido a su rol como promotor del arte cinemático y sus grandes esfuerzos descentralizadores.
Hugo Valdez, director general del Fecit, señaló, en reiteradas ocasiones, su deseo por convertir al festival en un “espacio integrador de encuentro para los amantes del cine y el audiovisual de todo el país, sin distinción alguna”. En ese mismo sentido, Rosa Benites, directora ejecutiva del evento, indicó durante la última gala de premiación que el festival pretende la “reunión de las miradas íntimas de cada director y el trabajo de muchas personas alrededor de la producción”.
La nueva normalidad
Desde su séptima edición (2019) el Fecit se vió obligado a recurrir a la virtualidad -como la mayoría de festivales- para subsistir y desarrollar sus programaciones. Aunque el año pasado el proceso significó -desde afuera, donde lo vemos las audiencias- un cambio brusco lleno de colapsos en su página web, este año el programa y las plataformas de exhibición estuvieron sólidas en su propósito. Hubo más contenido, además de una profunda atención al detalle en cada uno de ellos.
Aún con lo anterior, el festival no perdió de vista las proyección presenciales con ´la caravana del cine peruano´ o la cobertura nacional a través de espacios nocturnos en Sol TV para la transmisión de películas. A diferencia de años previos, estos esfuerzos sí representan pasos profundos en pro de la democratización del cine, alejándose de los programas enfocados solo en lo presencial que, muchas veces, aumentaban las brechas del consumo de cine en vez de reducirlas.
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Programa de contenidos
Si algo nos quedó claro desde el día uno con las cuatro transmisiones en vivo de la fanpage, es que el Festival de Cine de Trujillo tenía preparados una larga lista de contenidos para su octava edición. Las vistas fueron regulares -excepto la gala inaugural y de clausura que reunieron 7 mil reproducciones-, y las reacciones llegaron a un máximo de 200 y a un mínimo de 20 durante la semana. Aunque los tópicos fueron interesantes, el tratamiento no fue el ideal.
Las actividades se llevaron, sí, de lo físico a lo virtual; pero no trajeron consigo los cambios propios de estas plataformas. Muchos de los conversatorios fueron largos, densos y poco participativos -sino hasta el final en las rondas de preguntas-. Si se tiene como objetivo la democratización del contenido, ¿el consumo de este no debería ser una preocupación latente? Cápsulas, resúmenes y hasta monitoreos más lúdicos serían buenas alternativas para las próxima ediciones. ¡Ojo ahí!
Sobre la selección oficial
Finalmente, otro de los puntos cruciales -y más subjetivo, valgan verdades- dentro del desarrollo de cualquier festival, es el de la selección oficial. Si lo observamos desde la participación de regiones fueron 14 en competencia (destacan Lima con 20 y La Libertad, 6). Por otra parte, de 43 producciones, 14 fueron dirigidas por mujeres, reuniendo a un total de 17 directoras. Los temas variaron desde la memoria y la democracia, hasta la inclusión, por nombrar algunos.
El Fecit nunca decepciona, varias de sus propuestas estuvieron presentes, también, en los festivales de Cortos de Vista (de solo 3 días de duración) y el Hanan Cine (con una programación semipresencial). Sin embargo, a pesar de “competir” con ellos, la organización logró conseguir gran impacto mediático, alrededor de sus 7 días de duración (cubierto en RPP, Cosas, La Industria, La República, etc). A través de los años consiguió más público, el trabajo está en conservarlo. ¡Nos vemos en la novena edición!