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Todas las organizaciones, sin importar el rubro, han caído en ella. Algunas con situaciones más complejas que otras. La crisis es parte de la vida de cualquier marca y debe ser un motivo de preocupación no solo para responder a la explosión mediática (la crisis como tal); sino, también, para evitarla. ¿Cuán importante es? A continuación, un breve comentario sobre la importancia de la gestión de crisis a propósito de lo sucedido en el reality Esto es Guerra.
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El término, que bien puede entenderse en su uso para referirse a las consecuencias mentales de las clases de décimo (crisis emocional), habla de eventos con el potencial suficiente como para amenazar el éxito y la salud de una organización. Más allá de si la causa es interna o externa, las crisis son inevitables. Sin embargo, su grado de impacto destructivo dependerá del plan de anticipo o de la gestión de crisis con la que cuente la empresa. No se trata de reactividad, sino de prevención.
Gestión de Crisis
Antes de citar el caso en cuestión, debemos hablar del plan de gestión de crisis. ¿Qué es? Se trata de una estructura dividida en tres secciones que ayudará a lidiar con este problema. Primero, la previsión. Una organización debe estar preparada para todo, aquí será importante la educación a través de talleres y planes de educación integral. Segunda, la crisis. Esta se enfrenta de forma directa y honesta. La comunicación externa desempeñará un rol importantísimo.
Finalmente, las secuelas. Seguir adelante está bien, pero se debe aprender del pasado, primero. Análisis internos, estudios sobre la opinión pública, focus para evaluar los errores y un nuevo plan de gestión son solo algunos de los movimientos a seguir. La crisis está lejos de terminar, si una organización no se autoexamina, el problema que lo dinamitó todo, volverá a atormentarlos. La comunicación horizontal, así pues, juega un rol transversal, sin ella estamos perdidos.
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Esto es Guerra
Programa limeño de telerrealidad conducido por la dupla Johanna San Miguel–Gian Piero Díaz cuyo formato consta de competencias entre dos equipos rivales para consagrarse campeones. En días anteriores, el show se vio envuelto en una nueva polémica: uno de sus concursantes, confiado de las medidas de seguridad, fue soltado al suelo a más de 40 metros de altura. Los presentadores negaron que el incidente fuese grave y el canal se mostró hermético durante el resto de ese día.
En consecuencia a lo anterior, la opinión pública en conjunto con diferentes espacios en otros canales de televisión se le vinieron encima (como ya es costumbre). ¿Podría haberse procedido diferente? Dejando de lado el resentimiento popular ganado a pulso (que no puede enmendarse con un plan de crisis), el error de Esto es Guerra radica en su falta de honestidad y su forma de subestimar a su propia audiencia.
La caída libre de Elías Montalvo, acompañada de los gritos desesperados de sus compañeros, fueron una crisis que debió ser atendida con la misma honestidad que sirve de excusa para transmitir en directo bodas, romances y hasta alumbramientos. Una raya más al tigre para el show de entretenimiento líder en audiencias, pero pobre en valores de comunicación. ¿Es este el fin? Por desgracia, no. Su público, aunque traicionado, seguirá con ellos hasta presenciar su caída o algo peor…