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En los últimos meses el tema del origen del pisco motivó una serie de investigaciones para establecer cuál fue el verdadero origen del pisco, y uno de los lugares mencionados fue la localidad de Motocachy, ubicada en el Valle de Nepeña, Región Ancash.
El Valle de Nepeña
Comprende los distritos de Cáceres del Perú (Jimbe), Moro, Nepeña y Samanco, y pertenecen a la provincia del Santa, Región Ancash. Es un valle con muchos vestigios arqueológicos de las distintas culturas que se asentaron en su territorio, debido a la productividad de sus tierras, y precisamente en el distrito de Moro se ubica la localidad de Motocachy, lugar donde probablemente se originó el pisco, nuestra bebida nacional.
Motocachy o Motocachi
Para la realización de esta nota se ha tomado en cuenta los estudios realizados por Leonardo Garay Montañez, investigador de la PUCP, quien indica que desde la época colonial los jesuitas estuvieron presentes en el Valle de Nepeña desde el Siglo XVI, lo que permitió una profunda evangelización que estuvo a la par con la producción del vino y el famoso aguardiente pisco de Motocachy. Este centro poblado está situado en el camino de Nepeña a Moro, a 2,8 km al noroeste de Moro.
El nombre Motocachy tiene muchas variantes: Raimondi (1873) lo refiere como Motucachy, para Middendorf (1973) se escribe Motucache, según Stiglich (1918) se escribe Motocache y él mismo refiere que Motocache es célebre por su aguardiente, según Stevenson (1994) es Motocachi. Sin embargo, es importante señalar que “Kachi” es una palabra quechua que significa “sal”. El término quechua “mutu” (moto) significa “cortado”, por tanto, el significado de “Motocachi” sería “lugar donde hay sal cortada”; esto en relación a las salinas, donde se cortan bloques de sal.
El Vestigio y lo que se dice
El inmueble histórico que apenas se observa fue parte de la Hacienda Santa Gertrudis de Motocachy, propiedad de la familia Mayorga Rojas. Se menciona “que apenas se observa”, porque al visitarlo encontramos que ya no se encuentran algunos vestigios que habían… el techo está caído, y según lo que nos dijeron los pobladores, se han robado lo poco que quedaba, el guardián ha vendido algunos objetos, (Entre ellos los “pishkus” o vasijas de arcilla que quedaban) y se ha apropiado del lugar debido al incumplimiento de sus pagos por servicios prestados.
A la fecha es un inmueble en litigio. Al averiguar más sobre el porqué del deterioro o destrucción del lugar, los pobladores señalaron que se comenta en todo el pueblo que en el lugar supuestamente hay oro enterrado, y el mismo dueño, como otros curiosos, excavaron por todas partes debilitando la estructura y causando el desplome de lo poco que quedaba. Se comenta que el fallecimiento del dueño se debió al mal aire, antimonio, o maleficio que absorbió en busca del oro que nunca encontró.
Mientras algunos gestionan la declaratoria del inmueble histórico como “Patrimonio Cultural de la Nación”, y otros, ampliar la denominación del pisco a otras localidades como Motocachy, lo cierto es que el inmueble se encuentra en total abandono y prácticamente camino a su extinción.
Es importante tener en cuenta las posiciones antagónicas de los mismos pobladores en relación a la conservación del inmueble. Mientras que para algunos tiene un valor histórico que podría revertir en turismo y relanzamiento de la producción del pisco, que hoy lo tiene Moro, y que se está posicionando en producción y ventas, otros hacen referencia al maltrato y condiciones inhumanas que sufrieron los peones en las épocas de producción del afamado aguardiente.
Históricamente Motocachy fue uno de los centros de mayor concentración de esclavos en la época de la colonia. Este lugar es mencionado dentro de los innumerables escritos sobre etnicidad y discriminación racial en el Perú. Por esta razón, los afrodescendientes que hoy viven en Motocachy, son indiferentes con las gestiones de conservación del inmueble. Para ellos su destrucción estaría relacionado con el último vestigio viviente de una época de deshonras y burlas. Es una lástima que el inmueble se encuentre en agonía, sin que nada ni nadie haga algo por rescatar la historia que tuvo, y su aporte al patrimonio cultural e inmaterial de nuestra nación.
Texto del docente Erick Aquino Montoro publicado en Open Trujillo