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Diandra García Rouillon y César Blas Aliaga, dos jóvenes estudiantes de la Universidad Privada Antenor Orrego, ganaron el primer y segundo lugar, respectivamente en el 4to Concurso de Cuentos de Amor Universitario. En exclusiva, pocas horas después de hacerse pública la decisión del certamen, los escritores conversaron con el Yo Comunicador sobre las motivaciones de su participación, el interés por la literatura y su filosofía al respecto del amor.
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¿Cómo te enteraste de la 4ta edición del concurso de Cuentos de Amor Universitario y qué te animó a participar?
César Blas: En el pasado, durante la presencialidad, varias veces me topé en los pasillos de la universidad con el afiche del concurso (cuando celebraba sus primeras ediciones). Ahora, al volver a verlo en Facebook pensé “¿Por qué no?”. Lo que me animó definitivamente fue la necesidad de compartir lo que escribo. Soy tímido, no me permito mostrar mis escritos; por eso pensé que este concurso sería una buena forma de probar si tengo o no madera para la narrativa.
Diandra García: Conmigo pasó algo similar. Estaba junto a un amigo caminando por la Facultad de Derecho cuando vimos el flyer de la primera o segunda edición, no recuerdo bien. En ese tiempo yo era muy tímida con respecto a escribir, hasta la fecha continúo así, pero ahora es como mi obligación, ¿sabes? (ríe) Desde que vi el afiche seguí su página de Facebook y ahora, varios años después, estoy aquí. ¿Por qué participé? Si tengo algo por mandar, lo envío. Lo peor que podría pasar sería no ganar y eso no me avergüenza en lo absoluto.
¿Por qué te gusta escribir? ¿Dónde crees que nació esta pasión?
Diandra García: Escribir es la forma más certera en la que puedo expresarme. A mí me gusta el lenguaje, no solo escrito, sino como posibilidad: el ser humano desarrolla la comunicación y viceversa. ¿Dónde nace? Cuando tenía cinco años solía escribir canciones y poemas que ahora ya no recuerdo (ríe), mentira, sí los recuerdo. Siempre me ha vacilado contar historias. Una vez un amigo me llamó “cazadora de metáforas” y no puedo sentirme más orgullosa de ello.
César Blas: Me gusta escribir porque me gusta leer. He pasado varios días sin poder desprenderme de un libro, porque necesitaba conocer el final y todo parecía haber pasado muy rápido. Ahí, en ese amor a los libros, a las novelas y a la literatura es cuando nace mi pasión por contar mis propias historias, para poder hacer sentir a alguien más a través de lo que escribiera. A eso súmale lo que comenta Diandra, todos usamos este arte para aflorar todo lo que nos aqueja.
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Antes de contarnos sobre tu relato, ¿podrías resumirlo en una palabra? Ahora sí, ¿de qué trata tu cuento y qué crees que lo hizo ganador del concurso?
César Blas: Más que en una palabra, puedo resumirlo en un nombre: Roberto Bolaño. La noche en que escribí, había terminado la lectura de un cuento suyo, Sensini, y en mi obra trato de dialogar con él y con su pluma. Mi relato habla de cómo la pasión en las relaciones sentimentales nos ayudan a saber quiénes somos. ¿Por qué ganó? Su mayor valor, considero, es su honestidad. No me tomó mucho escribirlo, pero va directo a la sinceridad: conmigo mismo y con Bolaño.
Diandra García: En comparación, mi palabra se queda muy monse, pero creo que el término indicado sería: imagen. Mi relato se relaciona con la imaginación, ver cosas que no son y el amor, hasta cierto punto, es mucho de eso, imágenes. ¿Qué lo hizo ganador? Te juro que no sé. Mandé dos, uno de ellos lo terminé y dije “esto es revolucionario”, me sentí fiel a mí; y, al final, ese no ganó (ríe con ironía). Quedó en primer lugar el cuento más normalito, sobre la experiencia de un profesor con la virtualidad.
¿Por qué escribir sobre el amor? ¿Cuál es tu postura al respecto?
Diandra García: Hablar sobre el amor se me hace muy difícil, porque hay muchas maneras de… ¡Eso es lo que lo hace complicado! Existen diversas formas de comprenderlo: como transformación (porque cierta persona conoce a otra y ambos cambian) o como revolución (afrenta, pelea). El amor está muy divinizado, es algo así como el dios de esta era. ¡A lo que voy! Para mí es un juego, no porque uses a las personas, sino porque es un espacio para encontrar a alguien con quien jugar.
César Blas: Para mí, el amor está en todos lados. Hay que escribir tanto de él, como de la vida. Uno es parte del otro y yo escribo sobre ellos, porque a ambos los conozco. El amor sentimental, a ciertos temas, a los amigos, a la familia… no creo que haya persona sobre la tierra que no haya experimentado ese sentimiento, negarse a escribir sobre él sería como cerrarse a ver el mundo.
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¿Qué consejo le darías a aquellas jóvenes plumas universitarias interesadas en el mundo de la redacción?
César Blas: (ríe) Yo no sé si sea el más indicado para dar consejos, pero, si algo puedo decir es lo que he tratado de hacer: leer mucho, todo lo que caiga en las manos. Hay que leer plumas nacionales: Vallejo, Ribeyro, Vargas Llosa, Arguedas; y literatura latinoamericana: Cortázar, Onetti, Bolaño. ¡Escribir todos los días! Y vivir mucho, conversar, reír y llorar cuánto podamos.
Diandra García: Pues, lo mismo que comentó César al final: ¡Escribir! Ayer veía una fotografía que tenía dedicatoria y me voló la cabeza, decía “Para Rosita, espero aquí puedas leer todo el cariño que te tengo”. ¡Brutal! Para mí de eso se trata la escritura, de fotografiar tu interior o entorno y sí, necesita composición y análisis. Por ahí va mi segundo consejo: no escriban por amor a sí mismos, ni para realzarse, sino para ver las cosas como son, porque ahí estará lo que eres.