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“¿Qué significa?”, pregunta la profesora Karla Celi. Es nuestra primera clase de Dirección de Comunicación. En la pantalla, la diapositiva proyecta una frase que suele atribuirse a Peter Drucker: “la cultura se merienda a la estrategia”. Pocos responden. Ante el silencio, la docente pronuncia un augurio escalofriante. “Pues lo van a vivir”.
En parte, lo estamos viviendo. La cultura se desayuna al micrófono, la cámara y el chat de Zoom mientras callamos. Las clases virtuales obedecen a un proceso de transformación digital en la universidad, que se aceleró en la mayoría de organizaciones a partir de la pandemia. Entonces, ¿cuál es su importancia?
Definiendo transformación digital
Es difícil definir transformación digital (IT), ya que luce distinta en cada compañía. En términos generales, se le puede considerar como la integración de tecnologías digitales en todas las áreas del negocio. ¿Su finalidad? Lograr cambios fundamentales en la manera en que la organización trabaja y entrega valor.
“Implica un cambio en el liderazgo, un pensamiento diferente, el fomento de la innovación y nuevos modelos de negocios (…) para mejorar la experiencia de empleados, clientes, proveedores, socios”.
The Agile Elephant (consultora de IT)
Para ello, es necesario que se implemente a nivel cultural. La tecnología no basta por sí misma. Las empresas deben alejarse de lo que saben que funciona, para explorar alternativas diferentes. Puede disponerse de elementos tecnológicos increíbles, pero la estrategia no funcionará si no tiene como corazón al liderazgo y la cultura.
Importancia de la IT
“Piense en Walmart reemplazando las calles de tiendas. Ahora, piense en Amazon reemplazando Walmart”, escribe Thomas Siebel, autor del libro Transformación Digital. Menciona un caso adicional: el del iPhone. Cuando Apple lo introdujo, Nokia era el operador móvil de mayor éxito. No creyó imperativo innovar para competir. Hoy, ¿qué compañía está mejor posicionada? ¿La que innovó o la que no lo hizo?
Esa es la importancia de la transformación digital: la supervivencia de las organizaciones. ¿A qué sobreviven? A la disrupción, un tipo de innovación tan atractiva, que las personas abandonan sus anteriores modos de hacer. Es un punto de quiebre. El tránsito del alquiler de películas a Netflix, de los hoteles a Airbnb o del salón de clases a los MicroDegrees de Crehanna. La IT abarca estos procesos y más:
- Modificaciones al realizar tareas individuales (como los exámenes de la educación remota)
- El tiempo y lugar de trabajo (metodologías ágiles, como SCRUM)
- La conectividad a internet
- La estructura organizacional (como las startups)
- La cadena de abastecimiento
- El servicio al cliente (como la tienda de autoservicio de Amazon).
Y la lista continúa, cada vez a mayor velocidad.
Tiempos de crisis: transformar para vivirla
La rapidez fue exacerbada por la crisis de COVID-19. De repente, el uso de canales en línea fue mandatorio en organizaciones y clientes, los largos planes de transformación digital se ajustaron a semanas o días. Aunque muchos negocios optaron por aferrarse a lo seguro y evitar el riesgo, esta podría ser la peor opción posible.
¿Cómo pasar de sobrevivir la disrupción a vivirla? Las compañías se enfrentan a un mundo en que los métodos ágiles de trabajo son prerrequisito para entender las fluctuaciones diarias en el comportamiento del cliente. Esta metamorfosis atañe a lo económico, social, ambiental, político y tecnológico. Es decir, a la cultura.
Es una oportunidad estupenda para que las empresas se animen a ser disruptivas. Actualmente, 58% de líderes excepcionales conducen una innovación estratégica en sus primeros dos años. Los cambios culturales son más frecuentes; las transformaciones digitales, más veloces. Ambos están aquí para quedarse. La organización que se niegue a adaptarse se atendrá al vaticinio de la especialista Karla Celi: “pues lo van a vivir”.