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En los últimos años, el problema de la basura en Trujillo se ha evuelto como en “un cáncer” para las autoridades y la ciudadanía, debido a que las calles y avenidas se han convertido en botaderos, donde grandes cúmulos de desperdicios se forman en cada esquina.
No obstante, este dilema se forma por la suma de dos grandes factores. El primero es la falta de civismo por parte de la población, es decir, las malas prácticas de la ciudadanía respecto a temas de segregación de basura, reciclaje, respeto de los horarios de recojo de basura, buen embolsado y, sobre todo, el arrojo de desperdicios al suelo.
Por otra parte, lo segundo serían las malas políticas por parte de las autoridades respecto a la implementación e imposición de multas severas para los malos ciudadanos que no cumplan con, al menos, el respeto a los horarios de recojo de basura.
“Hay una ley en México donde te pueden detener 24 horas si no cumples con los horarios o botas basura en la calle”, señala Hamblet López Arteaga, exgerente del Servicio de Gestión Ambiental de Trujillo (Segat). Además, indica que “debería haber un mayor control y supervisión del trabajo del personal del Segat, puesto que durante su gestión hubo reportes que los trabajadores tan solo barrían los sardineles y no las veredas”.
López Arteaga también señala que los colaboradores deberían contar con su equipo básico de seguridad para realizar sus labores diarias, situación que, durante en mi recorrido para redactar este artículo, pude observar que muchas veces recogen la basura sin guantes de protección, zapatillas delgadas y sin mascarillas, así como también, necesitan, renovación constante de sus equipos y herramientas de trabajo.
Es más, este problema generó la aparición de un brote del Síndrome de Guillain-Barré, el cual es causado por la mala higiene personal y la acumulación de basura en las calles. Justamente este último factor ayudó en la rápida propagación de esta enfermedad en la región, este mal, se presenta con hormigueos en las extremidades, debilidad corporal y pérdida de la capacidad motora.
Pero, esta problemática no solo genera problemas para los seres humanos y ciudades, sino que también tiene grandes consecuencias ambientales, tales como: contaminación de zonas urbanas y rurales, polución de valles y ríos y el colapso del actual botadero de la ciudad, respecto a este último, Bernardet Zavala, egresada de la Facultad de Ingeniería Ambiental de la UNT, señala que, según las normativas en gestión de residuos sólidos, el botadero ya cumplió hace años su tiempo de vida útil.
Este lugar, actualmente, presenta cúmulos de basura de más de tres metros, cuyos malos olores son llevados hacia las zonas altas de los distritos de La Esperanza y El Porvenir. Sugiere la urgente construcción de una planta de tratamiento de residuos sólidos y una de reciclaje, que reduzca los índices de contaminación ambiental en la ciudad y, de paso, genere ingresos a la municipalidad.
Ahora, la municipalidad recientemente adquirió 17 compactadoras las cuales se espera que con ello ayude a solucionar, en parte, este gran problema que aqueja a nuestra ciudad; pero para ello, se requiere un mantenimiento y buen cuidado constante de estas nuevas unidades.
Asimismo, López Arteaga recomienda la implementación de dos horarios de recojo, uno nocturno y otro diurno, el primero que recorra toda la ciudad y el segundo se encargue de atender eventuales emergencias, pequeños cúmulos y un repaso de las principales avenidas y el centro histórico.
Sumado a esto, se debe considerar el arrojo de desmonte generado por las construcciones y la acumulación de maleza y ramaje producto del cuidado de las áreas verdes.
Sin embargo, este problema, va más allá de comprar 100 compactadoras, colocar 1000 contenedores y 5000 basureros. Esto requiere una sensibilización y, sobre todo, educar a la población en temas de segregación de la basura, respetar los horarios, buen empaquetado y que no arrojen desperdicios al suelo. “Se debe empezar por educar a los niños a que no arrojen basura”, añadió Hamblet López.
Del mismo modo, la municipalidad necesita poner orden de autoridad, multar con mano dura a los infractores, realizar jornadas de enseñanza a la comunidad en temas de tratamiento de basura. Además de recuperar con carácter de urgencia los puntos críticos de la ciudad, en este caso, esquinas y bases de postes de alumbrado público.
En conclusión, mientras no se aborde e intervenga estos grandes factores, por más esfuerzos aislados que ejecuten las autoridades, algunos colectivos y pobladores, este problema nunca acabará.