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Los periodistas cumplen la labor de recoger y procesar la información, en cualquiera de sus formas, para luego publicarlas. Sin embargo, muchos de ellos alteran el hecho noticioso según el interés del medio donde trabajan y, otros, priorizan sus intereses personales por sobre el compromiso de informar con la verdad a la sociedad.
Esto conlleva a la manipulación de la información, como se evidencia, en los programas radiales de corte político en provincias. El problema empieza cuando los medios venden sus espacios radiofónicos a personas ajenas al periodismo. Roberto Ramírez, en su reportaje “Las cuentas del alcalde de Talara” emitido el 14 de abril del 2013 por Latina (por entonces, Frecuencia Latina), demostró las facilidades para contratar un espacio radiofónico por trescientos nuevos soles mensuales y, además, de la cuestionada labor de los periodistas locales.
De estos programas, se cuestiona el tratamiento informativo por su alta carga opinativa y el desborde emocional presente en cada noticia. En consecuencia, existe la posibilidad de una estrecha relación entre los locutores con las personas e instituciones investigadas como, particularmente, las municipalidades. “Aquellos periodistas que agreden a las autoridades lo hacen para después hacerles publicidad”, afirmó Jacqueline Fowks, en el seminario de Tres Días de Mass Media (3DMM) organizado por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Piura en el 2011.
Ante los problemas expuestos, sabemos que existen periodistas reconocidos por su impecable labor a pesar de que carecen estudios superiores; como también, aquéllos que son egresados de universidades prestigiosas y ponen a prueba su ética profesional. Es por eso, urge formar al periodista para elevar la calidad del tratamiento informativo desde las bases teórica, práctica, artística y, sobre todo, deontológica. Para comenzar, la parte teórica es importante para que el futuro periodista fomente la investigación, se adecue a los avances tecnológicos, comprenda la realidad social y adquiera conocimientos sobre temas de economía, derecho, sociología, entre otros. Por otro lado, la practicidad se adquiere mediante el manejo de herramientas técnicas y comunicativas como lo son el uso de los equipos audiovisuales y la mejora de la expresión oral y escrita.
Por su parte, lo artístico se logra mediante la lectura y la capacidad para redactar figuras literarias en una crónica o reportaje; como también, tener la sensibilidad y el desprendimiento social al momento de recoger, procesar y difundir la información sin dañar o juzgar a los demás. Asimismo, la deontología es trascendental para el cumplimiento de la normatividad, particularmente, de los principios básicos del periodismo como los son la verdad y precisión, independencia, equidad e imparcialidad, humanidad y responsabilidad. Sin duda, somos testigos de la vulneración de los deberes del periodista frente al conflicto de intereses.
Sin embargo, debemos cambiar esta situación. Necesitamos que los programas sealineen al editorial del medio y que éste se responsabilice, de cierto modo, de las versiones y opiniones que se emitan en los espacios contratados. Asimismo, las facultades o escuelas profesionales de comunicación del país ofrezcan cursos de capacitación sobre periodismo; además, las organizaciones representativas como la Federación Nacional de Periodistas del Perú, Asociación Nacional de Periodistas del Perú, entre otros, fortalezcan sus lazos con el Colegio de Periodistas del Perú para formar a los locutores radiales sobre la base teórica, práctica, artística y, lo más importante, deontológica.
Manuel Arselles García
Estudiante de VIII ciclo de Ciencias de la Comunicación-UPAO
Me considero una persona alegre, responsable y líder. En mi vida académica, participé en diversos seminarios, conferencias y cursos de capacitaciones sobre periodismo y política. Pues, estas dos áreas son las que me apasionan desde hace muchos años atrás.
También, aprovecho mi tiempo para leer y escribir, escuchar música y, sobre todo, caminar.