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Llega el momento de tomar el micrófono, sonreírle al lente que sostiene el camarógrafo y contar un montón de cosas alrededor de una situación. El pánico te invade, las palabras dejan de fluir, te agitas, sudas… ¡Corte! ¿Miedo a la cámara? El Yo Comunicador ha preparado esta lista con cinco consejos rápidos para mejorar tu soltura cuando debas hablar frente a los reflectores. Recuerda, este es un ejercicio de adaptación; así que, no te preocupes si fallas la primera. ¡Lo lograrás!
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Conócete a ti mismo
Muchas veces, el miedo toma el control después de preguntarnos sobre nuestra apariencia en pantallas y el cómo seremos vistos por los demás. ¿Te ha pasado? Todo va bien hasta que te percibes demasiado ancho, alto o feo. En estas situaciones, expertos en la conducción señalan que el ideal es conocer tu perfil al revés y al derecho. Toma videos de ti de forma constante, en movimiento, callado, hablando… Solo así, cuando llegue el momento, sabrás cuál es tu perfil perfecto.
Entra en calor
Algunos aconsejan evitar el movimiento excesivo; pero, ten cuidado, otros consideran que es incluso peor no moverte ni un centímetro. Las cámaras suelen aplastar los detalles y maximizar las obviedades, por ello, debes encontrar un punto medio entre ambos aspectos. Antes de darle a grabar desinhíbete con una rutina breve de ejercicios. Trata de relajar los músculos del tórax, los brazos y la cara; da saltitos, mueve la cabeza, gesticula con el rostro. ¡Todo es válido!
Haz un guion básico
Ni los más experimentados se lanzan a cubrir eventos o entrevistas sin previa investigación. Muchos, incluso, optan por estructurar en bocetos el plan del día: preguntas, movimientos, entrada, salida… Abre un bloc de notas en tu celular y escribe los momentos claves que deberás atender durante el día (ir a tal lugar, averiguar sobre él, entrevistar a fulano, cerrar la nota con esto y aquello). Con estas anotaciones, bastará un vistazo para refrescar la memoria y no perder el foco.
Háblale a una persona
La naturalidad es una cuestión difícil de alcanzar para los primerizos. Los nervios provocan una incómoda voz robótica que empaña y envuelve la nota entera. Un consejo para evitar lo anterior es pensar en la cámara como una persona, un amigo. Aunque a la hora de grabar no lo sea, se convertirá en una cuando el video sea público. Repite en voz alta: “No le estoy hablando a una máquina, sino a alguien de carne y hueso”. Al principio será difícil, pero con el tiempo irás asimilando la idea.
Vocaliza y proyecta tu voz
Aunque esto último parecería un capricho, lo cierto es que, una vez puesto en marcha todo lo anterior, la voz sigue siendo el punto débil de muchos presentadores. Hablas alto, pero no se te entiende; o tienes un buen volumen, pero no carisma. Para evitar caer en estos lugares comunes es necesario ser conscientes del uso de la voz como herramienta. Controla tu ritmo, modula cuanto puedas y adapta tu personalidad a la situación de ese momento específico.
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