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El estrés estudiantil no es un asunto ligero. De hecho, en 2018, un estudio identificó que el 30% de universitarios sufría impactos en su salud mental, debido a la presión académica. Según los resultados, las instituciones asocian estos síntomas a su propio nivel de exigencia: mientras más estresado se encuentra un estudiante, de mayor rigor y calidad es su educación. La idea –por supuesto– está errada, pero en ese contexto: ¿cómo no estresarse en exámenes parciales?
Cómo se manifiesta el estrés
Antes de buscar soluciones, hay que profundizar en el problema de manera personal. ¿Te sientes confundido? ¿Te has distanciado de tus amigos? ¿No puedes dormir bien estos días? Si es así, puede que estés atravesando un episodio de estrés.
Según el portal médico MedicineNet, este se define como un factor físico, mental o emocional que ocasiona tensiones en mente y cuerpo. ¿De dónde viene? A veces, de los estímulos externos –como el ambiente o las situaciones sociales–; otras, de los internos –como una enfermedad–. En todos los casos, el estrés repercute en el sistema nervioso y endocrino de una persona.
Los principales síntomas son los siguientes:
- Sensación de ahogo.
- Músculos tensos.
- Dolores de cabeza.
- Insomnio.
- Dificultad para tomar decisiones.
- Apatía o mal humor.
- Irritación del estómago, gases, entre otras afecciones digestivas.
Exámenes, estrés y… ¿rendimiento?
La época de exámenes exacerba las posibilidades de estrés entre los alumnos. Es una ecuación conocida: exámenes + estrés = aumento en niveles de ansiedad. Pero, ¿acaso esto se relaciona positivamente con el rendimiento académico?
Ya en 1952, una investigación de Yale negaba estas suposiciones. Los sujetos más estresados rinden peor en sus evaluaciones, cualquiera sea el grado de dificultad.
La explicación es simple: las personas estresadas se debaten entre atender los pormenores de sus tareas o los de su estrés. En cambio, quienes están relajados pueden concentrar su atención en estudiar. E incluso –no es broma– disfrutarlo.
¿Qué hacer para estresarse menos?
Muchos de los miedos que alimentan el estrés tienen efecto cadena. El alumno se siente preocupado, teme reprobar, el tiempo se le reduce –sin que pueda evitarlo–, no confía en sí mismo o en lo que ha estudiado… En síntesis, ¡el alumno vive! Y la vida es complicada. A uno le ocurren conflictos tan distintos, que –durante parciales– el rol de exámenes se vuelve un calendario de supervivencia. ¿Cómo enfrentar aquello?
Antes de aportar con algunos consejos, se debe mencionar que existen propuestas de intervención dirigidas a programas educativos. Si el cambio no es estructural, los impactos serán menores. En ese sentido, autoridades, docentes, administrativos y estudiantes tendrán que articularse no solo en favor del crecimiento en el campo de lo académico o laboral; también en lo más personal y humano.
Ahora sí. Para estresarte –un poco– menos, ¡recuérdate esto a ti mismo!:
- Una nota no te define. El criterio de un profesor no determina quién eres, ¡eso te toca descubrirlo a ti en cada materia!
- La universidad no representa todo tu presente o futuro. Arma una lista de las cosas que quieres lograr en los próximos años. Te percatarás de que las calificaciones son apenas una pequeña parte de la fotografía.
- Hay actividades que amas y que son importantes. Encuentra un momento para olvidarte de las obligaciones, exámenes y notas. No te sientas culpable por relajarte. Reúnete con amigos, ve una película, medita unos minutos. ¡Haz algo que te saque una sonrisa!