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Esta no es una crítica cinematográfica. Desde que me enteré que se estrenaría la película Utopía, se convirtió en una de las más esperadas por mí este año.
Para quienes no están enterados de la tragedia, Utopía fue una discoteca de clase alta en Lima, que se incendió en julio de 2002. El local no contaba con el equipamiento básico para reaccionar ante una emergencia y dejó 57 heridos y 29 muertos. Extrañamente, la denuncia tuvo muchas trabas para proceder. Hoy, más de dieciséis años después, los padres de los fallecidos siguen buscando justicia. La última película peruana que vi en el cine antes de Utopía fue Caiga quien caiga, filme que narra la historia de la captura de Vladimiro Montesinos. Algo rescatable que puedo encontrar en estas películas, tengan o no problemas técnicos, es el narrar un episodio de nuestra historia.
No vamos a engañarnos: la mayoría de peruanos no conocemos nuestra cultura y los hechos trascendentales de nuestro país. Hace mucho redacté un artículo donde explicaba la importancia de que el terrorismo sea mostrado en el cine. Ahora, agrego que no solo el terrorismo, sino todo tipo de acontecimiento histórico del país puede ser explotado a través del sétimo arte.
Son muchos los jóvenes que no conocen el caso Utopía. No saben que a partir de esta tragedia se incrementaron las leyes de seguridad en los locales; no saben que la razón por la que el caso vuelve a tener importancia para la justicia es por la bulla mediática que ha causado el filme.
Tuve la fortuna de que los actores de Utopía entren a la sala de sorpresa. Nos dejaron un gran mensaje sobre lo ocurrido hace dieciséis años y nos pidieron que sigamos haciendo publicaciones con el hashtag #CasoUtopía o #UtopíaLaPelícula para que el caso no vuelva a archivarse.
Es aquí cuando reafirmamos que el cine no es solo contar una historia; el cine puede tener la capacidad de enseñar a una población, incluso exigir justicia. Como comunicadores sociales debemos pensar en que los mensajes que generamos deben ser de alto impacto, pero también deben tener un contenido realmente significativo. Tenemos la capacidad suficiente de crear mensajes que valgan la pena.
Este mes se estrena la película documental Herencia, que muestra el legado y futuro de la música criolla. Realmente espero futuras películas que nos cuenten episodios de la historia peruana o nos acerquen más a nuestra cultura. Me gustaría toparme, en el futuro, con una película de Yungay o, dentro de unos años, sobre la inmigración venezolana. Y tú, ¿tienes alguna que quisieras ver?