Los orígenes de la animación se remontan a finales del siglo XIX y, desde entonces, ha sido considerada como un género más del cine o, en su mayoría, un producto dirigido solamente a un público infantil. Disney junto a otras compañías han sido las principales responsables de crear esta idea en los espectadores.
La animación siempre ha tomado distintos temas, de la mano de sus directores que ven en esta técnica un medio que sin límites y con muchas posibilidades de crear universos que, dicho de otra manera, solo podrían existir en el mundo de los sueños.
A medida que la animación avanzaba, el público se acostumbraba a una narrativa solo para niños. El cine de animación parecía un género netamente infantil debido a la popularidad de las producciones de los estudios de Disney, Warner Brothers y Hanna Barbera, pero en realidad no lo es, ni nunca lo fue.
En Europa Occidental hay dibujos animados para adultos o al menos para todos los espectadores. En Japón, las producciones están dirigidas a un público joven, además del infantil. Entre los años 1930 a 1940, los cortometrajes de animación ganaron una gran aceptación como complemento en las salas de cine y eran dirigidos a todos los públicos.
Durante la segunda guerra mundial, la animación era usada frecuentemente para burlarse del enemigo. Uno de los cortos más destacados fue el famoso corto “Der Fuehrer’s Face”, donde podemos ver a Pato Donal tranajando para la Alemania Nazi hasta el punto de volverse loco. Y al final del corto todo se trataba de un sueño del protagonista, que se levanta feliz de estar en EE.UU. Este corto es considerado como uno de los más importantes de la historia y demuestra que la animación toca temas delicados desde hace años.
Los ejemplos de producciones para adultos son innumerables, y no solo se reduce a series como “South Park” o “Padre de Familia”. Podemos encontrar producto como “The Midnight Gospel” o “Castlevania” de Netflix, “Soul” de Disney o “Fritz The Cat” y “Coonskin” películas de Ralph Bakshi.
La animación permite expresarse de diferentes formas y en diversos estilos. Tiene amplias posibilidades narrativas como las que puede tener el cine de acción real, con propuestas más variadas y posibilidades artísticas muy superiores. Puede inventar, distorsionar, suprimir y transformar los objetos de una forma directa.
Entonces, podemos decir que las películas y series de animación contienen todos los géneros cinematográficos y no deben verse como algo netamente infantil, ya que existe una infinidad de ejemplos animados que han abarcado temas para adultos, como el sexo, el machismo, el romance, el suicido, la depresión, conflictos personales y conflictos políticos.